Y si un día el mundo se cae, quisiera guardar este cuaderno de vida, para sentir. Contigo.
sábado, 21 de diciembre de 2013
El día en que me dejé caer y estabas debajo sin querer.
domingo, 17 de noviembre de 2013
Mi pequeño tesoro, mi pequeña heroína
miércoles, 7 de agosto de 2013
Quién lo diría.
susurras algo en mi oído,
Tu dedo,
empañado en registrar cada uno de mis defectos
mientras mis piernas firmes
rodean empequeñeciendo la distancia
entre esa cintura y yo.
Tu olor,
impregnando cada uno de mis poros
embriagando los sueños venideros
entregándome a la perdición de tu ausencia.
Mis palabras,
mis emociones, mis sentimientos
expulsadas sin orden, desde dentro
aprovechando antes de que me hagas enmudecer.
Después, cuando no estás,
no dejar que las heridas cicatricen,
en mi boca,
por eso de morderlas y sentir
que eres tú quien lo hace.
Deseosa de tus idas y venidas,
haciéndome cosquillas en los pies
cuando no me doy cuenta.
Mientras intento apartar las mariposas
que adueñadas de mis entrañas
no dejan de revolotear por ahí.
Cuando quieren.
Y es que, quién lo diría,
estoy enamorada.
domingo, 26 de mayo de 2013
Recuerdo luego, te pienso.
Aún recuerdo cuando mis pensamientos
Surcaban laberintos de ideas, sentimientos, emociones,
Y se formulaban como preguntas abiertas
Todas ellas para anónimos desconocidos;
Cuando lo único que intentaba era
Encontrar un modo de describir sentimientos que no había sentido nunca
O descifrar el sabor de las nubes
O el sonido de la risa de los duendes.
Recuerdo como apareciste
Reduciendo el laberinto a unos pequeños arbustos
Remarcando la salida con naranja fosforito;
En cómo te adueñaste de mis palabras
Y de cómo las tuyas me acariciaban el pelo
Y de cómo tus susurros se enredaban
Y jugaban entre mis pestañas...
De preguntarme a qué sabría tu boca
O cómo sería pedir tregua a la vida
Para vivir de ocupa en la comisura de tu sonrisa.
Recuerdo, luego te pienso;
Y son mis dedos los que aún, imaginan el roce de tu cuerpo.
sábado, 6 de abril de 2013
Lamentos de un violín quebrado.
Qué decirte que no sepas,
Si ya sabes desde hace tiempo que no toco.
Que tengo las emociones anudadas en mi garganta
Y vuelan como alteraciones escapando de mis vértices.
Soy un violín desafinado,
A un golpe de que se me parta el alma
Con las cuerdas tensadas al punto de rotura.
Que estoy como la sensible en esta escala que ya no tocaremos,
Perdida sin tus dedos rasgando las cuerdas de mi espalda.
Que es tu boca la que sabe como se toca,
Y tus susurros los encargados de guiar esa sinfonía de dos
Que sola me es tan complicado
Y claro... Es para dos.
Y es que soy un violín desafinado,
A un golpe de que se me parta el alma.
Sin partituras ni arco para enfrentarme
Al mundo que llegamos.
Que ya no recuerdo la última vez que resonó,
En esta misma habitación, la última nota
Ahora es el eco de pasos rotos los que la llenan.
Que mi madera se acostumbró al tacto de tus dedos,
A sacar los mejor de mi con solo una sonrisa
Y... Es que soy un violín desafinado
Y ese último golpe fué, el que me partió el alma.
viernes, 25 de enero de 2013
Secretos del cielo.
Cae la noche y la niebla comienza a internarse en las calles vacías llenando todo con su aliento frío para tapar a la luna que aún no está vestida.
Su perfecta blancura ilumina a cualquiera que se quede absorto observando sus pecas, llenando la silenciosa noche de suspiros por ella. Incluso ese musgo escondido entre los ladrillos de los altos edificios que sueñan con rozar su pelo, se revuelven gozosos solo con verla.
Las estrellas fieles a ella acompañan a la señorita en su danza nocturna por el infinito negro, jugando divertidas a esconderse entre las nubes espías de los jóvenes amantes que se encuentran cuando creen que nadie mira...
Pero esta noche la luna está nerviosa, apenas se da cuenta de los juegos de sus amigas, de los amantes ensimismados con su luz o de los suspiros que se escapan. Esta noche, la luna está radiante, su sonrisa blanca y pura deja empequeñecida hasta a la más pura perla.
No es para menos, hoy es el día. Día ansiado para ella, día acordado de hace tiempo, día en que volverá a verle de cerca, a sentirle, a olerle, a tocarle.
Con pasos temblorosos se acerca al alba, mientras sus compañeras le dan los últimos apoyos que ella ya no escucha pues, le ha visto y por un instante el tiempo se ha parado ante su presencia.
La luna se hace pequeña mientras el la mira con ternura desde lejos. Su rojizo pelo al viento ilumina con firmeza, el calor de su sonrisa calienta hasta el rincón más frío y el olor de su cuerpo embriaga desde cualquier distancia envolviendolo todo por completo.
El sol sonríe, la luna tiembla sonrosada mientras sus pasos siguen camino de encontrarse mientras ambos son conscientes del poco tiempo que tienen.
Se para el tiempo en el momento que él llega a su altura. Le acomoda el pelo, le acaricia susurrando palabras que nunca sabremos lo que para ambos significan. Besos, caricias, abrazos y risas, dejando a un lado el mundo, apartando su luz para no ser molestados. Pasan horas, días, quizás años, que a nosotros se nos hacen minutos mientras simplemente observamos, deseando tener ese poder sobre el tiempo como aquellos dos enamorados.
Se separan, felices por el encuetro y con la esperanza de volver a verse pronto. ¿Cuándo? Nadie lo sabe. Eso sí, todo el mundo sabe que los eclipses nunca fueron cosa del destino.