jueves, 12 de marzo de 2015

No sé si te soñé o eran los pájaros que cantaban muy fuerte.



Recuerdo cuando tejías primaveras en mi pelo,
las margaritas decoraban nuestros pies
y el bosque era refugio nuestro.

Recuerdo cómo hiciste nuestro nido en el cedro,
cómo nos refugiamos en el calor de su copa
y cómo por las noches me erizabas el bello.

Recuerdo las caricias del sol al amanecer,
el murmullo de los pájaros a mi alrededor
o tu mirada que me impedía entristecer.

Recuerdo tus abrazos en mi verano
tus pupilas soñando al amanecer,
o esas caricias tuyas cuando me hacía daño.

Recuerdo cómo los días se volvían grises,
a veces se inundaban de arcoiris
otras simplemente, bañados en sol.

Recuerdo tus dedos, los nudos en mi pelo,
los ronroneos del río de fondo
mis ganas a rendimiento pleno.

Recuerdo el poder de tu sonrisa,
la frescura con la que tus pies acariciaban el monte
o esa forma tuya de hacerme sentir menos lista.

Recuerdo cómo bailábamos en los árboles,
el arrullo de las mariposas al vernos pasar
y cómo los animales corrían a nuestro encuentro.

Recuerdo cómo llegaste,
cómo te fuiste,
cómo regresaste.

Y en las noches oscuras en las que no me abrazas me da por pensar,
ya que, no sé si te soñé o eran los pájaros que cantaban muy fuerte.

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