jueves, 27 de febrero de 2014

Arquitectura corporal de reconstrucción.

Llegaste como quien llega a un edificio viejo
y comienza poco a restaurarlo con cuidado y cariño,
poniendo en los esquemas torcidos pilares para poder sujetarlos,
tirando las margaritas muertas de mi pecho y abriendo el alma para que ventile el resto.

Llegaste como un huracán, como viento nuevo,
hiciste volar por los aires todos mis pensamientos
re-ordenaste mi interno caos con una tormenta, pero de esas de verano,
que con risas y frescor se celebran.

Llegaste, y montaste una tienda de campaña en mi estómago
y dejaste libres miles de capullos que se convertirían en mariposas al verte pasar,
montaste una sentada en mi cabeza y no quisiste marcharte,
ni aunque mis pensamientos atacaran con echarte.

Te aprendiste todos los rincones de mis pensamientos
y con ello, a saber con una simple respiración cómo me encontraba,
a encontrarme las cosquillas con el roce de tus palabras
y a inundarme de versos el cuerpo sin miedo a mojarnos.

Hiciste malabares con mis mayores miedos y
entretuviste a los monstruos de mi habitación
pactando con ellos que me dejaran libres por las noches
esas en las que tus palabras hicieran acto de presencia en mi cama.

Me sacaste a bailar en mis peores pesadillas, pintaste margaritas en las caras de los malos,
disparaste certero a cada uno de los zombies que nos acorralaban
y adornaste todos y cada uno de mis sueños con tu presencia.

Metiste aún más profundo el rock and roll  en mis venas
apretaste mi ropa y alargaste mis ganas,
tatuaste canciones preciosas en mis labios y garganta
y conseguiste ponerle alas a todas mis palabras.

Hiciste promesas en mis pies fríos
grabaste suspiros en lo más profundo de mi espalda
mordiste mi nariz para ayudarla a entrar en calor
anidaste en mi ombligo en las noches más sanas.

Me reconstruiste, un poco, dejando puestos los pilares para levantarme sola
y dejaste bonitas las heridas que había habido antes de ti.
Te enredaste en mi pelo, acariciaste mis ganas, me comiste a versos
y estuviste a punto de dejar un cadáver bonito.

Pero el  momento en que pensé que te irías a reconstruir a otras,
como hiciste conmigo mientras me sacabas a bailar
te quedaste sonriendo, sacando a otras
pero volviendo todas las oscuras noches de versos.

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