martes, 4 de febrero de 2014

Cuando dos universos colisionan.

Y se besaron
y el mundo se convirtió en un lugar extrañamente mejor;
los pájaros cantaban sin sobrevolar amenazantes en el puerto,
los perros pasaban sin percatarse de su presencia
y el universo colisionaba con una puerta abierta.

El tiempo se paró un instante,
sin saber muy bien cómo seguir sin molestar a los amantes;
el sol se escondió entre las nubes 
para no cegar a los enamorados;
y la lluvia paró un instante 
dejando a ellos todo el protagonismo.

Se separaron
y el mundo dio una vuelta para recuperar el orden.
La sonrisa se dibujó en sus caras, 
mientras el deseo hacía que se mordieran los labios.
El sonrojo pintó las mejillas de ella
mientras él, recogiendo el mechón de su cabello, le decía palabras bellas.

Y el mar comenzó a revolverse,
el cielo a cubrirse de nubes grises y niebla,
los animales a revolucionarse en un murmullo de sonidos.
Y todos ellos celosos.
Celosos de que aunque el día no fuera bonito
los amantes sonrieran.

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